NuestrAdministración Pública: Alterna-y-Nativa

06.04.2018

Por: José Francisco Puello-Socarrás

Una pequeña anécdota, la cual puede ser deslizada por analogía a la Administración pública actual, sus saberes y prácticas, ilustra la urgente necesidad de superar las versiones epistémicamente obsoletas, políticamente anacrónicas y, sobre todo, socialmente engañosas hoy disponibles pero que aún dominan el errante campo público-administrativo.

"Cuando estalla la gran crisis financiera de 2007-2008 que no fue anticipada por ningún economista ni en Estados Unidos ni en Europa ni en América Latina, se hace una reunión anual en la London School of Economic, una institución muy prestigiosa; a esa reunión protocolar asiste la Reina de Inglaterra . En el año 2009 en esa reunión con varios economistas reconocidos con el premio Nobel, donde todos estaban esperando que dijera unas palabras protocolares nada mas, la Reina empezó expresando que estaba muy a gusto de estar en ese recinto tan prestigioso, pero que les tenía una pregunta: ¿Cómo es que ninguno de ellos pudo alertarlos de la crisis tan terrible que estaba por caer sobre este planeta?" [1]

    Enseguida: 
"Con parsimonia británica, los economistas se tomaron seis meses en responderle a Su Majestad y en una carta de tres páginas enviada en julio le explican que "el fracaso en prever el momento, la extensión y la severidad de la crisis, si bien tiene muchas causas, fue principalmente el fracaso de la imaginación colectiva de mucha gente brillante, tanto en este país como en el exterior, y la no comprensión de los riesgos para el sistema en su conjunto". Firman la misiva, en nombre de la Academia Británica, "los más humildes y obedientes servidores de Su Majestad" [2]


Fin de la anécdota.

Ante este acontecimiento, Atilio Boron, apunta al corazón del asunto: 

"Si un economista no puede predecir una crisis de esa magnitud, que todavía hoy la estamos viviendo ¿para qué sirve? Es como un médico que ante un enfermo es incapaz de hacer un diagnóstico que diga que el paciente se puede morir o pueda tener una enfermedad grave, y esto pasa porque las ciencias sociales se han convertido en cajas de resonancia de la ideología del capital y entonces los criterios de evaluación son criterios que tienen que ver con eso" [3].

¿Por qué la autoproclamada "ciencia" económica convencional actualmente vigente, y sus economistas, en su gran mayoría doctores, varios de ellos laureados con el premio Nobel, intelectuales que tienen a disposición estructuras monumentales de investigación, ampliamente financiadas, incluso, cuentan con dispositivos de procesamiento y síntesis de información de alta tecnología (programas, datos, estadísticas) y que, supuestamente, se dedican tiempo completo al estudio de la economía, simplemente no pudieron ver venir la crisis? 

La respuesta es muy sencilla. La ciencia dominante y los economistas que la profesan han devenido paulatinamente en meras cajas de resonancia de determinados intereses, simplemente. La teoría económica convencional (esa misma que se enseña en prácticamente en todas las Universidades a nivel mundial, y en cuerpo ajeno ha colonizado las maneras de pensar en la ciencia política, la sociología, desde luego, los programas en administración pública que en realidad son de gestión pública), trayendo una frase de René Zabaleta Mercado, induce "a no conocer, a oscurecer", y en último término, su lugar de enunciación de clase limita su reflexión: 

"Marx no escribió El capital porque era Marx, porque si se tratase sólo de genialidad pudo haberlo escrito Aristóteles, sino porque estaba ya en condiciones de explotar un horizonte de visibilidad de la sociedad que no había existido hasta entonces (...) Nos parece que la clave explicativa está en el hecho de que Marx, por primera vez, explota tal horizonte de visibilidad desde el punto de la clase obrera... la diferencia se sitúa no en el horizonte sino en la capacidad distinta de su explotación. Los intereses de clase de la burguesía la inducen a no conocer, a oscurecer". [4]

Por lo mismo, no es exactamente una ciencia, discurso que ayuda a iluminar, aproximar las realidades, sino que la economía convencional (neoclásica, en todas sus versiones) es un vulgar cientismo, una pseudo-ciencia; más exactamente: una caricatura de ella.

Sobraría decir que la economía vulgar contemporánea ha influido poderosamente en el saber público-administrativo contemporáneo (o, mejor, lo poco que queda de él).

En la práctica, la (i)lógica economicista ha sido clave para la disolución del pensamiento y fenómeno público-administrativos, posicionando -en su lugar- las modas gerenciales y post-burocráticas que encuentran hoy en la (Nueva) Gestión Pública y más recientemente en las autoaclamadas "teorías" del Valor Público, las expresiones acabadas del pensamiento más recalcitrante y reaccionario de las ciencias sociales al servicio del capitalismo neoliberal, a niveles global y local. 

El despropósito -parafraseando para este caso lo dicho por Marx [5] respecto a las "Ciencias Camerales"- de la Nueva Gestión Pública o su actualización disimulada: el Valor Público, "(...) revoltiño de conocimientos que constituye el purgatorio por el que ha de pasar el esperanzado candidato" de la tecnocracia colombiana, y necesariamente, los estudiantes de la Escuela, deben ser superados en sus teorías y en sus prácticas, ideológica y, sobre todo, sociopolíticamente (v.gr. en sus efectos sociales). Igualmente, la anterior visión burocrática que, para el caso de Colombia, favorecía simultáneamente la miseria social y el autoritarismo estatal, aunque en menor intensidad que el post-burocratismo sucedáneo.

Desde hace más de tres décadas , en uno de los documentos primordiales dentro del saber contemporáneo y que lleva el mismo título, I. Wallerstein ha rogado por la necesidad de Abrir Las Ciencias Sociales [6]. 

Este llamado consistente con las exigencias de repensar la Administración pública contemporánea, resulta ser urgente y mucho más relevante para Nuestra América (diría José Martí), y sin duda, extremadamente pertinente para el campo de las prácticas discursivas en Colombia.

La cuestión entonces, sin embargo, es atreverse a pensar en otra administración pública, más allá del neoliberalismo reinante, estatal burocrático o mercantil gestionario. 

Hacer realidad una administración propia y alternativa, NuestrAdministraciòn pública, alterna y nativa.

Referencias

1 Borón, A. 2014. "Las ciencias sociales se han convertido en cajas de resonancia de la ideología del capital", La otra mirada (10/07) URL https://otrasvoceseneducacion.org/archivos/82473.

2 Bissio, R. 2009. "Por favor, economista, explíquele a Su Majestad". URL https://www.rebelion.org/noticia.php?id=91356.

3 Borón, Idem.

4 Zabaleta Mercado, R. 1975. "Clase y conocimiento". Historia y Sociedad, No. 7, pp. 3-8.

5 Marx, C. 1873. "Epílogo a la Segunda edición alemana", en: El Capital. Crítica de la Economía Política. Madrid: Akal. 1976, p. 23.

6 Wallerstein, I. (coord.). 1996. Abrir Las Ciencias Sociales. Informe De La Comisión Gulbenkian Para La Restructuración De Las Ciencias Sociales. México: Siglo XXI.

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